Comemos plástico todos los días
Martin Wagner estaba molesto porque sus colegas siempre hablaban de microplásticos en el océano. Era 2010 y el Gran Parche de Basura del Pacífico había sido noticia de primera plana.
Aquí estaba este giro masivo, formado por corrientes oceánicas circulares en el Océano Pacífico, supuestamente rebosante de partículas de plástico, matando tortugas marinas y gaviotas. Wagner, profesor de biología en la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, cuyo laboratorio se enfoca en
Como sabemos, el plástico es omnipresente. El plástico es barato y fácil de fabricar y moldear. Usamos este polímero milagroso para almacenar y transportar alimentos, hacer nuestra ropa y cosméticos, automóviles y botes, detergentes y fertilizantes, transfundir nuestra sangre y usar hilo dental.
Pero también se necesitan entre 20 y 500 años para descomponer una sola pieza de plástico en un vertedero. Esos envases de ensalada en bolsas estarán con nosotros durante las próximas generaciones.
Riesgos para nuestra salud
Una vez que los microplásticos contaminan la base de la cadena alimenticia, esta contaminación se mueve a través de cada eslabón de la cadena.
Son abundantes las cantidades de microplásticos que terminan directa o indirectamente en nuestro sistema digestivo. Los seres humanos somos el último eslabón de la cadena alimenticia.
Por ser partículas casi imperceptibles los microplásticos se mezclan fácilmente con el agua potable y los alimentos. Sucede con los alimentos marinos (pescado, mariscos) y con el resto de los alimentos que consumimos sin darnos cuenta de que son portadores de microplásticos.
A esta situación se suma la presencia de los microplásticos en el polvo doméstico y en el aire que respiramos.
Aún se desconocen los efectos que puede tener sobre la salud humana la ingestión de microplásticos. A pesar de esto existe un consenso claro sobre el hecho de que los microplásticos transfieren toxicidad a nuestro organismo.
Algunos de los compuestos tóxicos presentes en los plásticos son considerados disruptores endocrinos. Se desconoce cuánto tarda en transmitirse al sistema de los animales marinos esta propiedad presente en las partículas de plástico.
Igualmente se desconoce si este problema se detiene en los animales o se transmite a los seres humanos.
Por otro lado, están otros compuestos químicos presentes en los plásticos. El bisfenol A, el polibromodifenil éteres o los ftalatos, causan desequilibrios en el sistema hormonal en concentraciones muy bajas. La afectación principal que provocan es en el sistema reproductor.
Referencias
https://ier.conicet.gov.ar/comemos-el-plastico-de-una-tarjeta-de-credito-cada-semana/
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